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¿Padres primerizos?

Atravesaron el embarazo, el trabajo de parto y el parto, y ahora están preparados para ir a casa y comenzar la vida con su bebé. Pero una vez en casa, es posible que sientan que no tienen idea de lo que están haciendo.

Estos consejos pueden ayudar incluso a los padres primerizos más nerviosos a sentirse rápidamente confiados en la tarea de cuidar de un recién nacido.

Pedir ayuda después del nacimiento

Considere recibir ayuda durante este tiempo, que puede ser muy abrumador y agitado. Mientras esté en el hospital, hable con los expertos que lo rodean. Muchos hospitales tienen especialistas en alimentación o consultores de lactancia que pueden ayudarlo a comenzar a amamantar o dar el biberón. Los enfermeros también son un excelente recurso para aprender a alzar, hacer eructar, cambiar y cuidar al bebé.

Para recibir ayuda en el hogar, tal vez quiera contratar a una enfermera de bebés, una comadre o un vecino adolescente responsable que ayude durante unos días después del nacimiento. El médico o el hospital puede ayudarlo a buscar información acerca de la ayuda en el hogar y tal vez pueda recomendarle algunas agencias de asistencia en el hogar.

Con frecuencia, los parientes y amigos también quieren ayudar. Aun cuando no esté de acuerdo en algunas cosas, no desprecie su experiencia. Pero si no tiene ganas de recibir visitas o tiene otras preocupaciones, no se sienta culpable de restringir las visitas.

Manejar a un recién nacido

Si no ha pasado mucho tiempo cerca de recién nacidos, su fragilidad tal vez le resulte intimidante. Aquí se incluyen algunos aspectos básicos para tener en cuenta:

Lavarse las manos (o usar un desinfectante para las manos) antes de tomar al bebé. Los recién nacidos todavía no tienen un sistema inmunitario fuerte, por eso tienen riesgo de contagiarse infecciones. Asegúrese de que todas las personas que toquen al bebé tengan las manos limpias. Sostener la cabeza y el cuello del bebé. Al acunar al bebé, alzarlo bien erguido o acostarlo, es necesario sujetarle la cabeza. Nunca sacuda al recién nacido, ya sea para jugar o descargar su frustración. Las sacudidas pueden provocar sangrado en el cerebro e incluso la muerte. Si necesita despertar al bebé, no lo sacuda; simplemente acaríciele los pies o las mejillas.

Asegúrese de atar las cintas del carrito o la silla de seguridad para el automóvil cuando coloque al bebé. Limite las actividades que podrían ser muy bruscas o provocar sacudones.

Recuerde que el recién nacido no está preparado para juegos bruscos, como mecerlo sobre las rodillas o lanzarlo al aire.

Crear lazos afectivos y tranquilizar al bebé

La creación de lazos afectivos probablemente sea una de las partes más placenteras del cuidado de los bebés y se da en el momento de mayor sensibilidad durante las primeras horas y días posteriores al parto, cuando los padres establecen una profunda conexión con el bebé. La cercanía física puede fomentar la conexión emocional.

Para los bebés, el apego favorece el crecimiento emocional, lo cual afecta su desarrollo en otras áreas, como el crecimiento físico. Otra forma de crear lazos afectivos es «enamorarse» del bebé. Los niños se desarrollan bien cuando tienen un padre u otro adulto en su vida que los ama incondicionalmente.

Comience a crear lazos afectivos acunando a su bebé y acariciándolo suavemente. Tanto usted como su pareja pueden aprovechar la posibilidad de hacer contacto «piel a piel» mientras acunan o alimentan al bebé.

Los bebés, especialmente los prematuros y los que tienen afecciones médicas, tal vez respondan a los masajes para bebés. Algunos tipos de masajes pueden mejorar la creación de lazos afectivos y ayudar al crecimiento y el desarrollo del bebé. Existen muchos libros y videos sobre masajes para bebés; pídale a su médico que le recomiende algunos. Sin embargo, es necesario tener cuidado porque los bebés no son tan fuertes como los adultos; por lo tanto, es importante masajearlos con suavidad.

Los bebés suelen adorar los sonidos de la voz, cuando les hablan, les cantan, les balbucean o los arrullan. Probablemente, a su bebé también le agrade escuchar música. Los sonajeros y los móviles musicales son otras buenas formas de estimular el oído de su bebé. Si su pequeño está molesto, intente cantarle, recitarle un poema o una canción infantil, o leerle en voz alta mientras lo acuna suavemente en una silla.

Algunos bebés son más sensibles que otros al tacto, la luz o los sonidos y tal vez se asusten o lloren con facilidad, duerman menos de lo esperado o den vuelta la cara cuando alguien les habla o les canta. Si le ocurre esto con su bebé, reduzca el ruido y las luces a un nivel mínimo o moderado.

Otra técnica para tranquilizar a los bebés, que resulta muy útil para algunos bebés durante las primeras semanas, es fajarlo (envolverlo con una manta de manera que le quede apretada). Todo padre primerizo debería aprender a hacerlo. Para «fajar» correctamente a los bebés, es necesario mantener los brazos cerca del cuerpo y permitir algún movimiento de las piernas. Fajar al bebé no solo sirve para mantenerlo abrigado, sino que parece darles a los recién nacidos una sensación de seguridad y comodidad. Fajar al bebé también puede servir para reducir el reflejo de sobresalto, que puede despertar al bebé.

Alimentar y hacer eructar a su bebé

Sin importar si alimenta a su bebé con pecho o con biberón, probablemente se asombre de la frecuencia con la que es necesario hacerlo. En general, se recomienda alimentar a los bebés por demanda; cada vez que parezcan tener hambre. Tal vez su bebé se lo haga saber llorando, llevándose los dedos a la boca o haciendo sonidos de succión.

Los bebés recién nacidos necesitan recibir alimento cada 2 a 3 horas. Si está amamantando, dele a su bebé la posibilidad de tomar entre 10 y 15 minutos de cada pecho. Si lo está alimentando con fórmula, lo más probable es que su bebé tome aproximadamente 2 a 3 onzas (60 a 90 mililitros) cada vez que lo alimente.

Algunos recién nacidos tal vez necesiten que los despierten cada unas pocas horas para asegurarse de que coman lo suficiente. Si necesita despertar con frecuencia al recién nacido o si su bebé no parece interesado en comer o succionar, llame al médico.

Si lo está alimentando con fórmula, puede controlar fácilmente si su bebé está recibiendo suficiente alimento; pero si lo amamanta, puede resultar un poco más difícil. Si su bebé parece estar satisfecho, moja aproximadamente seis pañales y mueve el vientre varias veces al día, duerme bien y aumenta regularmente de peso, entonces es probable que esté comiendo lo suficiente.

Otra buena manera de determinar si su bebé está tomando leche es fijarse si sus pechos se sienten llenos antes de alimentar al bebé y no tanto después de hacerlo. Hable con el médico si está preocupado por el crecimiento o el horario de alimentación de su hijo.

Con frecuencia, los bebés tragan aire cuando se alimentan y esto puede hacer que estén molestos. Para ayudar a prevenir este problema, haga eructar al bebé con frecuencia. Intente hacerlo eructar cada 2 a 3 onzas (de 60 a 90 ml) de leche si le da el biberón o cada vez que lo cambie de pecho si lo amamanta.

Si su bebé es proclive a tener gases, tiene reflujo gastroesofágico o parece inquieto mientras lo alimenta, intente hacerlo eructar tras cada onza (30 ml) de leche si le da el biberón o cada cinco minutos si lo amamanta.

Aspectos básicos del sueño

Como padre primerizo, tal vez lo sorprenda saber que los recién nacidos, que parecen necesitarlo cada minuto del día, en realidad duermen aproximadamente 16 horas o más.

Los recién nacidos suelen dormir por períodos de 2 a 4 horas. No espere que el suyo duerma durante toda la noche. El sistema digestivo de los bebés es tan pequeño que necesitan que los alimenten cada unas pocas horas y es necesario despertarlos si no han recibido alimento durante 4 horas (o con más frecuencia si el médico está preocupado por el aumento de peso).

¿Cuándo puede esperar que el bebé duerma toda la noche? Muchos bebés duermen toda la noche (entre 6 y 8 horas) a los tres meses de edad, pero si el suyo no lo hace, no tiene por qué preocuparse. Al igual que los adultos, los bebés deben desarrollar sus propios patrones y ciclos de sueño. Por eso, si el recién nacido aumenta de peso y está saludable, no se desespere si no duerme toda la noche a los 3 meses de edad.

Es importante que siempre ponga al bebé boca arriba para dormir a fin de reducir el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante. Otras prácticas de seguridad para el momento de dormir incluyen las siguientes: no usar mantas, acolchados, piel de oveja, peluches ni almohadas en la cuna o el moisés (estos elementos pueden ahogar al bebé) y compartir la habitación (pero no la cama) con los padres durante los primeros seis a doce meses. Además, debe asegurarse de cambiar la posición de la cabeza del bebé de una noche a otra (primero a la derecha y luego a la izquierda) para prevenir el desarrollo de una zona plana en uno de los costados de la cabeza.

Muchos recién nacidos tienen el día y la noche «intercambiados». Suelen estar más despiertos y alerta durante la noche y más somnolientos durante el día. Una manera de ayudarlos es reducir al mínimo la estimulación durante la noche. Mantenga una iluminación suave, por ejemplo usando un velador. Deje los juegos y las charlas con el bebé para el día. Cuando su bebé se despierte durante el día, intente mantenerlo despierto un rato más hablándole y jugando.

Aunque es probable que tratar con un recién nacido le provoque ansiedad, en unas semanas desarrollará una rutina y será todo un experto. Si tiene alguna pregunta o hay algo que le preocupa, pídale a su médico que le recomiende recursos que podrán ayudarlos a usted y a su bebé a crecer juntos.

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